Amanita rubescens.
Es un hongo basidiomiceto caracterizado por poseer un sombrero globoso, cuando es joven, que evoluciona a plano, de color rojizo, con la tonalidad del vino: en la madurez, posee numerosos restos del velo de la volva, de color blanco rosáceo. La cutícula es separable con facilidad. El margen, incubado a plano, no es estriado, y es delgado. Las láminas, numerosas, libres, son de color blanco, así como sus esporas. El pie es cilíndrico, de color blanquecino a rosado; en su base posee una volva del mismo color o ligeramente más saturado. Crece en pinares y en brézales.
De interés en gastronomía, debe consumirse siempre cocinada, nunca cruda; esto se debe a la presencia de hemolisinas que desaparecen al calentarse hasta los 65 °C. Dichas hemolisinas actúan eliminando los eritrocitos de la sangre. No obstante, su interés culinario está discutido, puesto que, aun destruidas las hemolisinas tras un shock térmico, aún son indigestas. Debe cuidarse su identificación porque se presta a confusión con Amanita pantherina, esta última muy tóxica.
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